A mediados del siglo XVIII el clérigo Philip Dodridge escribió un himno al que llamó Oh Happy Day! y ya fue en el siglo XX que Edwin Hawkins le hizo algunos arreglos convirtiéndola en el estandar de música gospel que es a día de hoy.
Cuando la grabaron en 1967 por primera vez sonaba así.
Y después un montón de gente la ha versionado, por ejemplo Joan Baez en 1971 en su álbum Carry It On Me, donde muestra un registro brutal alcanzando las notas altas de forma sublime. Casi parece que no la cueste, pero es que hay que mantenerse ahí y sólo con una guitarra ser capaz de llevar adelante esta canción. Increíble.
Y por último está la versión de Sergio Sylvestre. Aquí el muchacho (tiene 29 años) nació en los EEUU, con padre haitiano y madre mexicana en su día se mudó a Italia. (un claro ejemplo de la próxima canción que nos acompañara y hasta ahí puedo leer). Además ganó un concurso de talentos de esos que me gustan poco en Italia. Pero el caso es que su versión es quizás una de las más calidad que he escuchado y creedme que he escuchado unas pocas. Y a mí si me transmite calidez pus que queréis que os diga... me gana.
Espero que también a vosotr@s os guste. Incluida en su álbum Big Christmas de 2017 -
Feliz día de la felicidad!
Feliz día, compañero. Te echo de menos. Y a todas mis compañeras de pilates, las fijas, las discontinuas y por supuesto, a la pilatera mayor, Miss ombligo chincheta. Cuando pueda volver a veros, voy a ser muy feliz. Mientras tanto, muchas gracias por estas canciones.
ResponderEliminarUn beso desde la cuarentena. mjo
Yo si que os echo de menos! Echo de menos las risas, la exhalación, cerrar los ojos para concentrarme, abrirlos para no escoñarmme, la cosa está que tira cuando cierras la faja y casi casi hasta el balón (bueno tampoco nos pasemos) y también por supuesto los ratitos de después.
ResponderEliminarMuxus de estos con manta de cuadros