Etta James la compuso despues de visitar a un amigo en la cárcel, yo me quedé prisionero para siempre en ella.
Y luego está la versión de Joe Bonamassa con Beth Hart. Casi 10 minutos de versión. Es decir que hay que sentarse y disfrutar primero de la voz de ella y después de la guitarra de él. ¿Merece la pena? Sin dudarlo un instante. Bajan aun más el ritmo de la canción, lo convierten en un blues muy lento pero poderoso.
¿Y qué queréis que os diga? No es una de mis canciones favoritas por casualidad. Que la disfruten y si es a oscuras y mirando al río... mejor.
Y mañana... mañana toca subidón.
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